Hace demasiado tiempo le arrancaron las alas a mi vida, hirieron los cimientos de mi ser. Me dejé convencer en los detalles de que me equivocaba; en los hechos de que era débil; en los insultos de que era indigna; en los golpes de que no merecía nada más. Creí, con más fe que en nadie, que él tenia la razón. Le convertí en mi camino, mi verdad y mi sentido de vivir, y desde el fondo de mi dolor, me olvidé de mirar la esperanza que me promete un mañana mejor.
Alguien se negó a consentir. Por amor fraterno se interpuso, pidió ayuda, recibió golpes, pero se atrevió a decir "no". Me llevó a salvo, tocó mi vida, habló con él, abrió nuestros ojos. No sé qué ha de venir, pero me ha enseñado que hay fuerza y dignidad, que si hago mía esa verdad limpia y absoluta no volveré a mentirme nunca más. Él tiene su propia lucha, le deseo lo mejor. Yo, hoy, soy más que vencedora, porque alguien se negó a consentir.
Con motivo del 25 de Noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
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