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sábado, 28 de junio de 2008

Un ensayo sobre el plano astral


(Extracto del ensayo “Encontrando el más allá: teorías sobre nuestra especie”, de la doctora Siyanda H.)

4.0 - El Plano Astral

(…) Se teoriza si los pequeños insectos, como las hormigas, sienten el mundo en sólo dos dimensiones. Las bestias superiores perciben tres, pero el paso del tiempo no es significativo para ellas. Pocos seres comparten con la humanidad la consciencia de esa cuarta dimensión. Y es sólo nuestra especie, la naciente élite genética del hombre, la que es capaz de percibir la quinta dimensión: el plano astral.

Toda materia existe en tres dimensiones demostrables. A través de su flujo en la cuarta, el tiempo, dejan de existir como eran previamente y se transforman. El plano astral va más allá, siendo el punto de flujo de la abstracción y el concepto; sólo una mente humana -o neohumana- puede acceder a esta dimensión que da consistencia a las teorías de Platón de un modo nunca antes soñado. Las emociones, siendo como son mentiras y juegos electroquímicos de nuestras hormonas y cerebro, son una fuerza tan evidente como la gravedad: mantienen la cohesión de nuestras Psiques y forman parte de nuestra vida física de forma constante. La teoría del plano astral nos permite explicar la gran variedad de habilidades del homo sapiens ultra. (…)

Teorizamos a continuación sobre como la existencia del plano astral explica los poderes más conocidos de cada una de las cuatro evoluciones:

-Sensores: la más frecuente de las habilidades Psi, presente en su forma más común como deja vu, intuiciones y sueños premonitorios. Dado que la quinta dimensión se superpone a la cuarta, es posible percibir hechos futuros y pasados (ver secciones 10.4, “Precognición” y 10.7, “Psicometria”, entre otros). Hay precedentes de la percepción de otras fuerzas conceptuales, como el peligro, la suerte o la muerte, pero es más habitual la capacidad de sentir emociones (sección 10.2, "Empatía"). Otra facultad conocida es la llamada visión remota, que confiere percepciones visuales y/o auditivas de lugares lejanos al cuerpo físico. Es posible que esta sea una versión de capacidad más limitada del viaje astral, un poder distinto mediante el cual un Sensor se sumerge en el propio plano, posiblemente teniendo acceso a todas las percepciones antes referidas, pero muy difícil de invocar o controlar voluntariamente.

-Telépatas: probablemente la más conocida de las evoluciones, los Psi llamados telépatas pueden enfocar con más precisión su percepción del plano astral; concretamente, sincronizan las emisiones de uno o varios seres concretos, pudiendo tener acceso a pensamientos presentes que leer o con los que comunicarse, o remontarse en el tiempo para acceder a su memoria y conocimientos; incluso es posible modificar esos recuerdos y así introducir cambios de conducta en el ser afectado. Del mismo modo, se puede implantar una "orden" que se active en el futuro ante cierto estímulo, como un reflejo condicionado o una sugestión hipnótica (ver capítulo 11, "Telepatía aplicada").

-Psicokinéticos: esta evolución canaliza la energía del Psiónico hasta generar una forma de gravedad extraplanar, capaz de afectar a los objetos materiales. Al nivel más crudo, pueden desplazarse pequeños objetos. Con práctica, pueden alzarse pesos descomunales o realizar manipulaciones altamente precisas (ver 12.2, "Telekinesia"). En una escala más sutil, es posible acelerar la velocidad de las partículas atómicas para calentar o incendiar los objetos y aun el mismo aire que rodea al Psi. La manipulación molecular, que posibilita modificar y controlar la materia al nivel más primario, tampoco es un imposible, aunque quizá sea el más infrecuente entre los poderes Psi (sección 12. 5, "Pirokinesis y Nanokinesis").

-EgoPsi: esta fascinante evolución no afecta al entorno del Psi: los Ego Psi gobiernan su propia energía astral. Poseen la capacidad de alterar sus propias convicciones y emociones, e incluso de influir sobre el concepto de como cree su cuerpo que se debe formar, desarrollar o restaurar. Es necesario una percepción neohumana para distinguir a un EgoPsi normal de una persona de fuerte voluntad: tienden a alcanzar la excelencia física y mental mediante pura autodisciplina, pero es posible mucho más: hay informes de Psi con órganos extra de reserva, músculos autodiseñados o usados como armadura natural, "interruptores" psicológicos para aumentar la tolerancia al dolor; incluso miembros u ojos adicionales. Teorizo con la posibilidad de cerebros adicionales y hasta de autoclonación, probablemente en forma de partenogénesis o de un sofisticadísimo y prolongado proceso de mitosis (véase 13.0, "EgoPsi: el Autocontrol").

(…) Proseguimos nuestro estudio buscando cómo integrar la teoría del plano astral -no olvidemos que, al fin y al cabo, es básicamente una conjetura que sirve para dar una explicación, aunque los viajes astrales parezcan sustentarla- en otras hipótesis sobre la física del universo. Concretamente, la teoría de las supercuerdas parece muy accesible, y nos preguntamos cuantos más planos desconocidos podemos alcanzar a discernir.

miércoles, 11 de junio de 2008

Sobre el suicidio y Alyosha

Siempre me he preguntado cómo puede haber alguien con la sangre fría de escribir su propia nota de suicidio. Atenazado por un miedo o una angustia tan sobrecogedores como para decidir deshacerte de ti mismo, te sientas y escribes tu último mensaje. Una despedida, una disculpa, una maldición, lo que sea. ¿Cómo lo hizo mi tío Néstor? Decía no tener fuerzas para seguir viviendo ni un minuto más, ¿cómo pudo sentarse durante horas y relatar lo que él llamaba el fracaso de su vida?

Bueno, la respuesta es que resulta liberador. Notas a tu fin acercándose, no lo dudas; de hecho, por primera vez, se termina el pánico subliminal que moraba en ti desde que fuiste consciente de tu propia mortalidad. Fin. Sin miedo, alcanzas la paz. Ya no temes morir, todo lo contrario: tienes fe en la muerte. No viene ella a por ti, como un ladrón en la noche. Eres tú quien llama a su puerta. Tu mente se sosiega tanto que puedes contemplar lo horrible que es sentir esta calma, como si tu corazón muriera por sí mismo cuando decides morir por entero. El horror de esa revelación te golpearía si siguiera importándote, si tuviera donde golpear. Pero te has puesto más allá de su alcance, y estúpidamente crees que eso te hace superior.

Huyes. Dílo claro. Huyes de tus seres queridos, tus responsabilidades hacia ellos. Huyes de tu enfermedad porque la esperanza de curarte te hace sufrir al no cumplirse, así que haces desaparecer la posibilidad de volver a estar sano, y así no sufres. En vez de perseverar por lo mejor, te lanzas a la seguridad de lo peor. Maldito seas por rendirte. Dios te perdone, y que me perdone a mi por maldecirte. Pero escoger morir… nunca entenderéis, desgraciados, que los que tenemos a la muerte a flor de piel no podemos evitar odiaros. Yo siento a los gusanos de las vidas condenadas royéndome el espíritu, de día y de noche, susurrando vuestras mentiras. Son mi herencia y, retorcidamente, mi propia esperanza. Y habrán muchos más antes de que pueda ser libre yo mismo y mi existencia termine al fin.

Hasta entonces, sólo quisiera estar ahí antes de que vuestro camino se tuerza. Y besaros y abrazaros y daros una pizca de afecto, que tanto puede hacer cuando no parece haber escapatoria. Y probablemente, sólo por haberlo pensado, luego espero que me déis permiso para abofetearos. Sólo una vez. Que sean dos. Os lo agradecería de corazón.